Reflexionando sobre el Enfoque Meníngeo

Enfoque meníngeo, enfoque meníngeo… No me lo podía quitar de la cabeza. Solo sabía que era importante, una gran oportunidad de sanar tanto para mí como para mis pacientes y no pensaba dejarla escapar.

Equilibrio en el Desequilibrio: reflexionando sobre el Enfoque Meníngeo

En esta sociedad en que vivimos, somos bastantes los afortunados que tenemos la suerte de haber conseguido hacer un hueco en nuestros apretados y estresantes días para realizar actividades como yoga, pilates o, por qué no, Yamuna Body Rolling.

Este artículo surge a modo de reflexión mientras regreso en autobús a Bilbao de un intensísimo curso que, puedo decirlo, estoy convencida de que me va a cambiar la vida. De hecho, ya son muchos los cambios que voy notando en mi cuerpo y, lo que es más asombroso, en mi manera de pensar y de sentir.

Hace relativamente poco tiempo que una profesora de un centro de terapias, Mari Mar (Gracias!!), me descubrió la posibilidad de llevar a cabo una osteopatía diferente, sin que supusiera una agresión para el cuerpo, basada en el respeto, con la que se obtenían resultados más rápidos, profundos y duraderos que la osteopatía tradicional: la Terapia Cráneo-Sacral ideada por el Dr. John E. Upledger D.O, ese Human Been que a muchos nos ha tocado el corazón y nos ha hecho creer y confiar en que un tacto de amor convierte lo imposible en posible.

Tras “devorar” sus libros y asistir a las formaciones del Instituto (todavía me queda mucho por aprender y descubrir) de la mano de profesores que siguen fieles al espíritu del Dr. John como Fernando Barea (¡¡Gracias!!). En uno de esos cursos fue donde el inigualable Antonio Castillo (¡¡¡Gracias!!!) me habló de algo conocido como Enfoque Meníngeo, que trabaja las tensiones provocadas por el proceso intrauterino y el parto, determinantes en nuestras vidas, ya que somos el mamífero que mayores dificultades tiene al nacer. 

“A diferencia de los cuadrúpedos que pasan su gestación apoyados sobre una hamaca natural, nosotros nos vemos obligados durante los últimos meses de embarazo a colocarnos normalmente boca abajo apoyando la cabeza en la pelvis firme de nuestra madre y eso tendrá consecuencias tensionales sobre la estructura y emociones del bebé”.

Enfoque meníngeo, enfoque meníngeo… No me lo podía quitar de la cabeza. Solo sabía que era importante, una gran oportunidad de sanar tanto para mí como para mis pacientes y no pensaba dejarla escapar.

Así que ahí me lancé de cabeza, a conocer muy de cerca ese proyecto tan personal de José Luis Pérez Batlle (¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias!!!!!!!!).

La primera confrontación que rompió todos mis esquemas fue los Pies.

Equilibrio en el desequilibrio

Soy profesora de Yamuna Foot Fitness, también me he certificado en el trabajo avanzado con los savers. Mis pies tienen encima mucho, pero que mucho trabajo y muy profundo. De hecho, me sentía orgullosa de mi correcta alineación y de mi reparto de pesos. Pues bien, antes de comenzar a adentrarme en el trabajo de José Luis Pérez Batlle, siempre bajo el amparo del Instituto Upledger, se nos realizó a todos los alumnos un estudio podográfico, porque José Luis pone mucho empeño en presentar pruebas científicas y evidencias de los resultados de su completo y extraordinario trabajo. Hasta ahí todo perfecto y al examinar los resultados… Observo como entre un pie y otro no existe una gran diferencia, más que la fisiológica, y que el reparto de pesos a lo largo de la planta está bastante bien distribuido o eso me parecía a mi, al menos.

Procedimos entonces a realizar el trabajo de liberación del conocido como Tirón Primario… Transcurre hora y media y volvemos a realizar el estudio…

Veo los resultados y digo: ¡¡¡Bien!!! ¡¡¡Se nota que todo este tiempo he realizado un buen trabajo en mis pies y alineación, las técnicas Yamuna funcionan!!!

Pero… Mi gozo en un pozo. Se acerca José Luis y, muy amablemente, me pide permiso para comparar ambas huellas y me dice: “Observa bien, en la primera has conseguido encontrar equilibrio en el desequilibrio, fíjate en las cifras de los pesos en los dedos y talones y mira la diferencia, ¿no ves como en la segunda imagen los valores y el equilibrio ya es algo más real?

Pues no, no lo había visto, no me había dado cuenta… El equilibrio en el desequilibrio… Esa frase me sigue rondando en la cabeza y es cierto.

Hacemos yoga, pilates, body rolling, etc. y no hacemos más que estirarnos como muelles. Mejoramos, eso es una verdad innegable. Desaparecen dolores, tensiones, pero… siempre queda algo, siempre ese dolor persistente o zona que hay que trabajarse más y que nos acompaña siempre. A veces más sutil, a veces más fuerte… Y quien lo niegue no estará más que engañándose a si mismo.

¿Qué sucedería si primero nos liberáramos de esa tensión primaria y luego practicáramos ese yoga o ese pilates? Pues que el efecto muelle habría desaparecido.

Estoy convencida de que mis palabras pueden levantar ampollas, pero se trata de una opinión basada en una experiencia personal, de algo que he creído justo e importante compartir, porque este nuevo enfoque ha de conocerse, para que la gente que esté preparada y así lo quiera decida liberar a ese niño que todavía está atrapado en ese trauma intrauterino, silencioso, pero con señales claras y evidentes en nuestro cuerpo, en nuestra memoria tisular.

He tenido contracturas persistentes que me han acompañado, siempre fieles, a lo largo de gran parte de los años de mi vida. Ejercicios, terapias, acupuntura, ventosas… El dolor se iba, pero regresaba una y otra vez. Dolores de cabeza desde niña, problemas respiratorios… ¿Cómo explicar que tras recibir las bondades de este nuevo modo de ver y vivir la terapia craneosacral todo eso ha desaparecido?

Todavía mi cuerpo se está adaptando a los cambios, está integrando las nuevas sensaciones y emociones, es como si estrenara cuerpo… Hasta mi flexibilidad ha mejorado… Incluso me noto más “ligera de pensamientos”, digamos que todo fluye más fácilmente. Pero del curso, lo que más me ha tocado, es sentir el Agradecimiento, sentirlo profundo, porque eso es la base de todo: estar agradecidos por todo y procurar llevar el tacto de amor por donde quiera que vamos.

¡¡Gracias, gracias, gracias!!